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El éxito del PAC está en la alianza no solo con la iniciativa privada, sino también con los gobiernos de los estados y municipios, independientemente de las siglas partidarias. El Programa beneficia a todas las regiones. Estados y municipios participan de las selecciones de emprendimientos como saneamiento, guarderías y centros de educación preescolar, movilidad, pavimentación y abastecimiento de agua, entre otros, que son analizados según criterios de relevancia y vulnerabilidad social de la población local.
Los recursos pueden venir del Presupuesto General de la Unión (gobierno federal), de la financiación al sector público y privado y de la propia contrapartida liberada por gobernadores y alcaldes. Como dijo Lula en 2010, el PAC es una “cofradía bien intencionada” del Gobierno Federal con estados, municipios, empresarios y trabajadores.
Desde 2007 hasta abril de 2014, el PAC ejecutó alrededor de R$ 1,5 billón en obras, recursos similares al PIB de un país como España. En sus primeros cuatro años, durante el Gobierno Lula, las inversiones ejecutadas por el Programa fueron de R$ 619 mil millones. Y aún antes de completar tres años de su segunda etapa (PAC 2), la ejecución quedó en R$ 871,4 mil millones, lo equivalente al 84,6% del total previsto para el período de 2011-2014. Además de inversiones directas del Presupuesto General de la Unión (OGU), entre otros, el PAC cuenta con recursos de empresas estatales y de la iniciativa privada. De los 871,4 mil millones ejecutados por el PAC 2, R$ 231,4 mil millones vinieron de las empresas estatales y R$ 168,5 mil millones, del sector privado.
Son, entre otras acciones, 3.003 km de carreteras concluidas y 7.357 km en obras, 2.545 km de ferrovías en construcción, 23.712 MW adicionados al parque generador de energía, 19.333 km de nuevas líneas de transmisión y 24 nuevos emprendimientos en aeropuertos, entre otras acciones.
“Con el PAC, Brasil retomó el planeamiento estratégico de largo plazo, pasamos a conocer con detalles nuestras principales deficiencias en infraestructura energética, logística, social y urbana. Y pudimos organizar, jerarquizar y darle la debida prioridad a un conjunto de acciones que han transformado a nuestro país en un inmenso sitio de obras. Es importante, y quiero dejarlo bien claro, que los méritos del PAC no pueden ser atribuidos solo al gobierno, sino a la unión de esfuerzos de amplios sectores de nuestra sociedad alrededor del objetivo común del desarrollo sostenible. Lo digo porque Brasil, como si fuera un paciente que vuelve a caminar después de mucho tiempo postrado en una cama, necesitó reaprender a trazar con soberanía y altivez su propio camino”.
“Muchas de las inversiones necesarias están en curso en el PAC: carreteras, ferrovías, hidrovías, puertos, aeropuertos... Toda la infraestructura brasileña en todas las regiones ha notado algún tipo de inversión para solucionar los cuellos de botella existentes (...) Tenemos que hacerlo, todavía tenemos mucho por hacer. Incluso porque nuestro país tiene que discutir, cuando se trate de logística, un plan sistemático de inversión en logística que no se agote cada año, que atraviese los años y que llegue a ser un compromiso no de un gobierno, sino un compromiso de Estado”.
“Cambió mucho. Antes de este canal, buscábamos agua a cuatro, cinco kilómetros de distancia. No teníamos ninguna plantación, ahora ya tenemos. Tenemos la verdura, tenemos el mamón, tenemos el banano, tenemos la mandioca, y todo lo demás. Con pequeños caños, traemos el agua a través de la gravedad del canal”.
Camila Vicente, microempreendedora, microemprendedora, dueña de un bar al lado de una de las estaciones del Teleférico de Alemão, en Complexo do Alemão, Rio de Janeiro (RJ), donde reside.
“Anunciaron que habría una gran obra aquí dentro y fui haciendo planes. Preferí poner un comercio, que era una posibilidad de quedarme en casa y poder trabajar. Vienen muchos extranjeros, vienen muchas personas de fuera... ahora estoy invirtiendo en mí misma y haciendo un curso de inglés para poder crecer”.
Rosimeire Gomes, agente de salud de Ananindeua (estado de Pará), madre de un niño que asiste a la guardería construida con recursos del PAC en el municipio.
“Me siento mucho más segura porque ya tuve problemas con niñeras con mi otro hijo, y ahora puedo decir que dejo a mi hijo en seguridad y venir a buscarlo a fin de tarde y trabajar tranquila”.
Maria do Socorro Teixeira, beneficiaria del proyecto de urbanización y habitación Vila do Mar (estado de Ceará).
“Está mejor que allá, porque allá yo vivía en un área de riesgo, cuando empezaba el invierno, la marea me llegaba a la pared. Ya me había tirado toda la barrera”.
Dalva Gomes Alves, oficial bivalente en la obra de la Usina Hidroeléctrica de Jirau (estado de Rondônia).
“Hoy en día ya tengo mi casa propia. Compré dos terrenos y construí mi casa”.
Claubenisa de Lima, mecánica industrial en la obra de la Usina Hidroeléctrica de Jirau (Rondônia), conquistó su primer trabajo con registro formal.
“Yo no tenía ni un mes de trabajo, cuando vi mi salario, dije: ‘Caramba, no quiero más salir de aquí’”.
Alexandre Lima Batista, sobre su vivienda adaptada para discapacitados, construida y entregada por el programa Mi Casa, Mi Vida, en el Residencial Vivir Mejor, en Manaus (Amazonas).
“Donde yo vivía no había rampa, y cuando yo la hacía, se rompía. Llegar, tener como entrar, tener como salir... Puedo ir de una habitación a otra, el baño es amplio, y puedo decir que esta casa es mía”.