“Cambió mucho. Antes de este canal, buscábamos agua a cuatro, cinco kilómetros de distancia. No teníamos ninguna plantación, ahora ya tenemos. Tenemos la verdura, tenemos el mamón, tenemos el banano, tenemos la mandioca, y todo lo demás. Con pequeños caños, traemos el agua a través de la gravedad del canal”.
Camila Vicente, microempreendedora, microemprendedora, dueña de un bar al lado de una de las estaciones del Teleférico de Alemão, en Complexo do Alemão, Rio de Janeiro (RJ), donde reside.
“Anunciaron que habría una gran obra aquí dentro y fui haciendo planes. Preferí poner un comercio, que era una posibilidad de quedarme en casa y poder trabajar. Vienen muchos extranjeros, vienen muchas personas de fuera... ahora estoy invirtiendo en mí misma y haciendo un curso de inglés para poder crecer”.
Rosimeire Gomes, agente de salud de Ananindeua (estado de Pará), madre de un niño que asiste a la guardería construida con recursos del PAC en el municipio.
“Me siento mucho más segura porque ya tuve problemas con niñeras con mi otro hijo, y ahora puedo decir que dejo a mi hijo en seguridad y venir a buscarlo a fin de tarde y trabajar tranquila”.
Maria do Socorro Teixeira, beneficiaria del proyecto de urbanización y habitación Vila do Mar (estado de Ceará).
“Está mejor que allá, porque allá yo vivía en un área de riesgo, cuando empezaba el invierno, la marea me llegaba a la pared. Ya me había tirado toda la barrera”.
Dalva Gomes Alves, oficial bivalente en la obra de la Usina Hidroeléctrica de Jirau (estado de Rondônia).
“Hoy en día ya tengo mi casa propia. Compré dos terrenos y construí mi casa”.
Claubenisa de Lima, mecánica industrial en la obra de la Usina Hidroeléctrica de Jirau (Rondônia), conquistó su primer trabajo con registro formal.
“Yo no tenía ni un mes de trabajo, cuando vi mi salario, dije: ‘Caramba, no quiero más salir de aquí’”.
Alexandre Lima Batista, sobre su vivienda adaptada para discapacitados, construida y entregada por el programa Mi Casa, Mi Vida, en el Residencial Vivir Mejor, en Manaus (Amazonas).
“Donde yo vivía no había rampa, y cuando yo la hacía, se rompía. Llegar, tener como entrar, tener como salir... Puedo ir de una habitación a otra, el baño es amplio, y puedo decir que esta casa es mía”.