Creado en 2003 como estrategia de combate a la pobreza y al hambre, el Programa de Adquisición de Alimentos (PAA) cambió la vida de 188 mil familias. Antes, esos agricultores familiares, asentados de la reforma agraria, indígenas y quilombolas producían solo para la subsistencia, o eran obligados a vender a intermediarios, que se quedaban con la mayor parte de la ganancia.

Hoy, la producción adquirida a través del PAA está destinada a la formación de stocks estratégicos y a la distribución a entidades socio-asistenciales como guarderías, restaurantes populares y cocinas comunitarias, al igual que a familias en situación de vulnerabilidad.

Además de asegurarles un mercado con precios justos a los agricultores familiares, el PAA viene posibilitando el aumento en la variedad de alimentos producidos en las unidades familiares, estimulando la alimentación sana, con productos más frescos.

En diez años, el programa ya llegó a 3.915 municipios de todo el país. La mayor parte de los agricultores familiares que acceden al PAA está en la Región Nordeste (44%), seguida del Sur (24%), Sudeste (20%), Norte (8%) y Centro-Oeste (4%), de acuerdo con el MDA.