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El mayor acceso a educación, salud, empleo e ingreso ha sido el motor de la reducción de las desigualdades regionales en Brasil. En los gobiernos Lula y Dilma, la combinación de las políticas sociales inclusivas y las grandes obras de infraestructura implementadas en el Norte, Nordeste y Centro-Oeste de Brasil está creando las condiciones para un nuevo salto de desarrollo para esas regiones, que vienen gradualmente aumentando su participación en la producción de riquezas del País.
Cinco de las 10 mayores obras del PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento) están ubicadas en el Norte y Nordeste, contabilizando inversiones de R$ 125 mil millones y más de 130 mil empleos: las Usinas Hidroeléctricas de Jirau y de Santo Antônio (estado de Rondônia), Usina Hidroeléctrica de Belo Monte (estado de Pará), Refinería Abreu y Lima (estado de Pernambuco) y refinería Premium 1 (estado de Maranhão). Esa última es la obra más grande del PAC.
Otra importante obra de los gobiernos Lula y Dilma en el Nordeste es el Proyecto de Integración del Río São Francisco, con un total de R$ 8,2 mil millones de inversión, que beneficiará a 12 millones de personas en 390 municipios del semiárido nordestino.
Desconcentrando las inversiones, valorizando el salario mínimo y consolidando políticas sociales para el que más necesita, Lula y Dilma pusieron un punto final a la política que desmanteló, en los años 1990, los instrumentos de desarrollo regional como la Sudene y la Sudam (Superintendencias de Desarrollo del Nordeste y de la Amazonía, respectivamente).
Un año antes de que Lula asumiera, las regiones Sur y Sudeste eran responsables, solas, del 73,6% del PIB nacional, o sea, de casi ¾ de todas las riquezas y bienes producidos o consumidos en el País. La última vez en la que IBGE hizo el cálculo, la concentración permanecía alta, es verdad, pero los números confirmaron la tendencia de reducción del abismo económico entre las regiones del país: sumados, el Norte, el Nordeste y el Centro-Oeste ya eran responsables en 2011 de casi un 29% del PIB nacional.
El peso de la región Norte en el PIB pasó de un 4,7%, en 2002, a un 5,4%, en 2011. El del Centro-Oeste subió de un 8,8% al 9,6%. El Nordeste avanzó del 13% al 13,4%. En ese mismo período, el Sur y el Sudeste perdieron espacio en la producción nacional de bienes y servicios, pasando su participación de 56,7% a 55,4% y de 16,9% a 16,2% respectivamente.
El aumento de empleos formales, los micro y pequeños emprendimientos generados por la facilidad de acceso al crédito y los programas de transferencia de ingresos fueron decisivos para que Brasil se volviera un país más igualitario en los gobiernos Lula y Dilma. Si el PIB es la suma de todas las riquezas generadas por el país o por determinada región, el ingreso domiciliario (familia) transmite una idea más aproximada de como realmente ha mejorado la vida del ciudadano brasileño.
Los nordestinos y los habitantes del Centro-Oeste fueron los que tuvieron un mayor aumento en sus ingresos. De 2001 a 2011, la mejora fue del 2,9% al año, lo que significa un 65% más que el promedio nacional. Considerando solo el ingreso generado por el salario o por las ganancias de pequeños negocios, nuevamente quienes más ganaron fueron aquellos que más necesitaban en el Nordeste, Norte y Centro-Oeste.
Antes, Norte y Nordeste no formaban parte de Brasil
"Solo fui a descubrir lo importante que era el desarrollo regional de este País cuando hice las Caravanas de la Ciudadanía en 91, 92, 93 y en 94. Entonces me di cuenta de que el Brasil de mi São Bernardo no tenía nada que ver con el Brasil de mi Garanhuns... Si no metes los pies en el barro, no lo conoces y es por eso que no gobiernas nunca por el Brasil entero... Entonces tomas la región Norte y la región Nordeste y ves que ellas prácticamente no formaban parte del mapa de Brasil, desde el punto de vista de la iniciativa gubernamental. Además, nos pasamos 20 años haciendo contención de gastos para pagar nuestras deudas. El gobierno de los estados no tenía capacidad de inversión, el gobierno de los municipios no tenía capacidad de inversión”.
Un proyecto que modifica las desigualdades regionales y sociales de Brasil
“Este es un agradecimiento muy importante porque compone e integra el corazón del proyecto que yo representé en estas elecciones, que fue el proyecto de desarrollo con inclusión social. Un proyecto que pensaba, que vivía y que se determinó a modificar las desigualdades regionales y sociales de Brasil. Por eso, el Nordeste era y sigue siendo nuestro gran compromiso. Porque él representa el rescate de una parte de Brasil, de su población y de toda una región”.
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