La marca histórica de Brasil siempre fue la desigualdad, con sus correlatos evidentes - la miseria y la pobreza. La legitimidad de los gobiernos de estos últimos 10 años se asienta, ante todo, en la efectividad de las políticas sociales para el combate a esas llagas sociales. Después que Brasil, por primera vez, redujo drásticamente la desigualdad, el gobierno se lanza al desafío del Brasil Sin Miseria. Sus avances demuestran que lo que parecía imposible - aún más para los que creían que en Brasil existían millones de "inempleables" - se va concretizando, y se transforma en una página de nuestra historia."
Emir Sader, científico social, director del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad del Estado del Río de Janeiro (UERJ)