Con Lula y Dilma, Brasil se hizo más rico - por cualquier criterio de evolución del PIB (suma de todas las riquezas producidas por el país en determinado año). El PIB real total creció un 45%: de R$ 3,3 billones en 2002 a R$ 4,8 billones en 2013, cuando medido a precios de 2013, según datos del Banco Central. En el mismo período el PIB real por habitante creció un 29%: de R$ 18,6 mil en 2002 a R$ 24,1 mil en 2013, también a precios de 2013.
La inflación media cayó un 37% entre los gobiernos FHC y Lula, y se mantiene dentro de la meta con Dilma. Seguimos realizando superávit primario. Las cuentas está equilibradas: redujimos a cero la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la deuda neta cayó casi por la mitad entre 2002 y 2013.

Lula, en 2008, y Dilma, en 2011/2012, enfrentaron dos momentos distintos de la grave crisis internacional que aún hoy asola gran parte del planeta. Aun así, la solidez fiscal de Brasil creó cimientos firmes para las inversiones pública y privada, el crecimiento económico y la generación de empleos.
La inversión pública se duplicó en el mismo período, pasando del 1,3% al 2,7% del PIB, traccionada principalmente por el PAC y por el programa Mi Casa, Mi Vida. La inversión extranjera directa subió de US$ 18,8 mil millones para US$ 64 mil millones. Además, con Lula y Dilma, el ingreso per capita de los brasileños creció cuatro veces, de US$ 2.919 en 2002 para US$ 11.229 en 2013.