Los vetos de la presidenta Dilma fueron fundamentados por la existencia de contrariedad al interés público y de inconstitucionalidades en parte de la nueva legislación, habiendo sido determinados tras consultas a los ministerios del Medio Ambiente, de la Agricultura, Ganadería y Abastecimiento, del Desarrollo Agrario, de Planificación, Presupuesto y Gestión, de Minas y Energía, de la Ciencia, Tecnología e Innovación y de las Ciudades, además de la Abogacía General de la Unión.